lunes, 21 de marzo de 2016

Quique González - Me matan y me necesitan

Vaya por delante: Soy fan acérrimo de Quique González.  He ido a varios de sus conciertos, con grupo, en acústico, en salas grandes y pequeñas. Me sé de memoria muchas de sus canciones. Tengo todos sus discos comprados de mi bolsillo, concretamente este último lo he comprado en preventa y firmado por el artista (fetichista que es uno). Pero no soy tonto, y tengo muy claro que Quique tiene sus defectos, y por mucho que se empeñen algunos de los que le rodean y le siguen (con él no he hablado, así que me abstengo de opinar en lo personal), de momento, no es un artista mítico. No bastan buenos títulos y estribillos para hacerse leyenda. No está para subirlo a los altares, ni para sacarlo en los telediarios, en todo caso que se suba a los escenarios.

Y aunque a mí este disco me ha gustado mucho, tengo claro que, como artista, Quique González está estancado. Hace siempre lo mismo pero me gusta (Soy "asín" ¡Qué le vamos a hacer!). Sus tres últimos discos son iguales. Podríamos mezclar sus canciones y no seríamos capaces de diferenciarlos salvo en que este último disco (para mí) suena mucho mejor, aunque me "tocan el pie" esos arreglos "célticos" de algunas de sus canciones. Lo siento mucho, pero no le pegan para nada los violines y demás. Veo mucho más a Quique con una guitarra en una esquina de la calle Petrixol que con una orquesta.

El disco comienza como un trallazo con una canción enorme: "Los detectives". Enorme en lo simple y en el relato y en la excelente producción de Ricky Faulkner y que se hace más tremenda aún al escucharla cantada por Quique acompañado sólo por su guitarra.


Sigue "Se estrechan en el corazón" ¿Qué queréis que os diga? Una baladita para los cuarenta principales, estribillo y poco más, esos coros finales huelen a cuerno quemado. No me gusta nada la letra que se basa únicamente en lo elegante del verso que le da título, pero no hay nada en el fondo del resto de la historia, sólo un paisaje bonito para describirlo.

"Sangre en el marcador" la ponemos en cualquiera de sus dos discos anteriores y pega perfectamente. El tono rockero se eleva, las guitarras tienen potencia, la letra enlaza bonitas palabras y a veces de tan bonitas llegan a significar algo.  La he oído más de diez veces y todavía no tengo claro si habla de un empacho ("Otra mañana con la tripa revuelta" "Te juro que estoy mejor"), de un día horroroso de promoción de disco o de una resaca. Se sostiene por el estribillo y algunas frases sueltas. Para postre esos innecesarios violines de fondo

Pero Quique siempre tiene algo y (al fin) se viene arriba con la cuarta canción. Ahí sí que hay historia, intento de transmitir sensaciones y comunicar estado de ánimo. Por eso no necesita más título que un nombre: "Charo" y de unos sencillos y repetitivos arreglos. Incluso Quique se permite abandonar la escena y dejarla para que la llene la bonita voz de Carolina de Juan, sacando el dedo acusador para señalar al desalmado que se va sin dejar rastro ni despedida.

Gracias a esta canción vuelvo a confiar en él y lo confirmo en "Cerdeña" (Otra vez un título sencillo). Se acuerda de sí mismo y se sienta a solas con la guitarra y nos susurra: "Da igual cuando aprietan el gatillo, ya sabrás que estoy loco por ti. Tan sólo me pilló desprevenido. Por un momento ví que pudo ocurrir algo grande". Y ahí sube la canción (incluso suena apropiado el violín de fondo llorando) y piensas en cantársela a tu chica y que ella lo entenderá.

El disco ya va lanzado en la senda que tocaba (para mi gusto): rock contenido, sentido y transmisión. Aunque a "Ahora piensas rápido" le sobran claramente los aires célticos (son innecesarios) y le falta pimienta rockera, necesita unas guitarras más desgarradoras y sonar menos a Irlanda, pero la letra (que me recuerda mucho a "Backliners" por sus referencias gastronómicas) la mantiene en una nota más que notable. Si no fijaros en esta versión acústica con Xoel López.

"Orquídeas" rima a la perfección y dice claramente "Miras. Tardas tiempo en contestar. No te gusta esta ciudad y te haces el fuerte." A eso le llamo yo declarar las intenciones. Reproduce el diálogo y los pensamientos y sube y baja de forma totalmente necesaria. Me la apunto para aprendérmela de memoria. Gran final instrumental y vocal. "No puedes permitírselo".

El final del disco es de cañonazos y salvas de honor. Ese epílogo comienza con una de las mejores del disco: "Relámpago". Esto vuelve a sonar a rock de verdad en letra y música. Suena de lujo y cuando se toma un respiro para la parte final y dibuja un minuto y medio con guitarras y coros que me hacen cantar, bailar y saltar. "Insistes una y otra vez". Yo insisto en ponerla continuadamente desde hace dos semanas.

La que da título al disco (porque incluye en sus versos al título) no cumple con la regla de que a título grandilocuente ("No es lo que habíamos hablado") letra incomprensible.  La letra es de lo mejor de Quique González. Me recuerda un poco a "Ayer quemé mi casa" y tiene un estribillo que esos fans que se empeñan en cantar corearán sin parar en directo para que los demás no podamos escuchar la canción. Preferiría unos arreglos finales menos folkies pero esta vez lo perdono. "Esto no es lo que habíamos hablado y aún así me quedaría". Pues eso mismo: Yo me quedo.

Para el final se ha dejado la mítica del disco, la que nadie olvidará. "La casa de mis padres" da escalofríos simplemente porque habla de los ancestros (especialmente de la madre). ¿A quién no se le ponen los pelos de punta al oír hablar de la "mama"? Porque "la vida siempre pasa la factura" y de vez en cuando nos encontramos con esos albaranes emocionales que nos lo recuerdan. A esta le vuelven a quedar bien los violines, pero sin ellos seguiría siendo grande... me permito sugerir una "pedal steel guitar" en su lugar, pero a mí no me hacen ni caso.

Esta rúbrica final deja al disco a un nivel extraordinario para lo que estamos acostumbrados por estos pagos. En definitiva, como siempre, un muy buen disco de Quique González, con algunas canciones para guardar en la memoria, pero para nada obra maestra. Pero visto que a un buen número de cantantes y compositores nacionales les da por copiarle de forma desaforada, prefiero que el propio original se autoplagie.



PD: También me ha "tocado el pie" el bombo que se le ha dado al disco antes de estar en la calle, que se hayan puesto a la venta las entradas de la gira sin el disco en los tímpanos de los compradores, el boato que se le ha dado para que si dices que no te gusta te miren como si fueras un apestado. Yo he dicho sinceramente mi opinión después de despojarlo de todas las cintas y el papel de regalo. Voy a poner de nuevo las tres últimas.

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