viernes, 15 de marzo de 2013

Son Volt. Huellas eléctricas en el campo




Recuerdo la primera vez que escuché a Jay Farrar. Fue en Discópolis, el programa de José Miguel López (que igual te pone a Javier Bergia que a la Premiata Forneria Marconi). Era el momento en que había publicado su primer disco en solitario: Sebastopol, supongo que en 2001, quizá ya en 2002. Me gustó de inmediato. Es un gran disco. Pero Son Volt lo superaba con creces. Con anterioridad, no había oído hablar nunca de ellos, ni de Uncle Tupelo, ni de Wilco.

Luego, con su segundo disco en solitario, Terroir Blues, en 2003, lo fui a ver en directo a La Boîte, en Barcelona. Vino él, con su acústica, y Mark Spencer, con una pequeña slide guitar. Fue un gran concierto de cantautor. Me compré la camiseta, me compré el disco y comencé a seguir toda la historia.

La piedra angular de ese descubrimiento fue Trace. Trace, en 1995, representó la salida de Uncle Tupelo y la demostración de que el country-rock se había solidificado en un rocoso avatar, heredero de los años 70, y perfectamente acorde con la furia grunge. Trace es una demostración de equilibrio. Es una maravilla para aquellos que fruncimos el ceño cuando aparece la palabra country (prejuicios que tiene uno, aunque me encanten Steve Earle o Lucinda Williams).

(Casi todos los vídeos son versiones en directo, cuando resulta que yo comento las del disco de estudio. ¿Es absurdo? Bueno, pues ya sabéis, tenéis que haceros con el disco. No seáis perezosos.)

Windfall

Comienzo pausado. Es country melancólico, espacioso. La voz suena rotunda, levemente gangosa. La orquestación de los instrumentos es jugosa y elegante. Me gusta más cada vez que la escucho. El violín es rugoso. La steel, dulce. Para ser country, no me repugna.
 
 Live free

Ah, amigo. Ahora explota el rock and roll. Poco a poco. Parece que no, pero se acerca la deflagración. Las guitarras suenan con un grosor goloso. Cabalga y para. Cabalga y para. Trote, medio galope. Gloriosa. Invita a liberarse de un golpe. El fraseo de la acústica otorga un gozo entrelazada con electricidad. Tear stained eye

De vuelta al country más clásico (en el sentido que le diera el country-rock de los 70). No es lo que más me gusta, pero está hecho con gran delicadeza y se mezcla perfectamente con las canciones eléctricas. Route

Un mazazo. ¡Guau! ¿Pero esto que es? ¿Heavy? La realidad arde en la carretera. Se evidencia la sabiduría en la combinación de tensión melódica en la estrofa hacia el estribillo (que parece un puente hacia ningún lado). Es un grito a fuerza de guitarrazos jugosos. Ten second news

Impresionante. Fúnebre. Ominosa. Es otra acústica, pero sin sabor country. Parece la mejor balada siniestra jamás escrita por Alex Chilton. Pero es de Jay Farrar and Co. Drown

Esta tuvo cierto éxito, al parecer. Es más rápida, o da esa impresión. Resolutiva. Directa al estómago. Parece una demostración palpable de que Son Volt consiguieron la verdadera fusión de géneros. Estos tíos son un vendaval. Loose string

Otra eléctrica. Y van dos seguidas. Ya no hay duda, en su primer disco consiguen una obra equilibrada y maestra. Repito, la tensión desde la estrofa hasta el estribillo está conseguidísima. Nos hace subir y bajar, subir y bajar, a voluntad. Out of the picture

Balada acústica country. Gran mezcla con la steel y el violín. Catching on

Qué buena. Otra de las eléctricas. Descubre la querencia por ese ritmo de cabalgar y parar, subir y bajar en la dinámica, hasta que la guitarra se desata. Too early

Aparición gozosa del acordeón. Es acústica y lenta. Te lleva al atardecer con la tristeza del quinto bourbon. Quizás esta tendría que haber sido el final del disco. Redondo. Mystifies me

Una versión de Ron Wood. Muy buena como propina. Es en verdad como si los Stones recuperaran el aliento de las mejores baladas de la época Sticky Fingers. El concierto, completo.

domingo, 3 de marzo de 2013

Fabián. Una breve luz de color indefinido en la distancia

A este cantautor leonés lo conocí hace poco más de un año en el blog "Mi canción de hoy". Página web altamente recomendable para oir buena música, conocer artistas y leer letras que emocionen. Y donde, de vez en cuando, dejo algún comentario.

La primera canción que oí no me gustó nada. Su voz me pareció demasiado aguda, poco trabajada y aunque la letra estuvo a punto de rozarme la piel, ese día debía tenerla muy engrosada porque no me hizo nada. Ni la más mínima erosión. Me pareció sencilla, inocente, casi infantil, como su voz. Decidí que no me interesaba.

Me llamó la atención la reiteración del autor del blog en colgar sus canciones (27 en total) y en declarar su admiración por su obra, así que decidí darle otra oportunidad y probé con "Mis calles de arena" y se me agarró a las entrañas desde el primer acorde que parecía salido de una vieja taberna americana. Una canción de las que se te pega a la piel para siempre, porque el cantante tiene la extraordinaria habilidad de conseguir que parezca que te está hablando directamente a ti, revelándote verdades que están ahí pero no eres capaz de leerlas o reconocerlas, te habla como los amigos cuando te echan en cara tus errores y lo hacen con tanto cariño que apenas duele aunque hierve.

Empecé a buscar sus discos en tiendas y no los encontraba. Al final tuve que comprarlos de forma compulsiva en iTunes. Así que tengo todos sus discos pero, en realidad, no tengo ninguno y para un fetichista como yo es muy difícil convivir con esa ausencia. Desde entonces suenan cíclicamente sus canciones, miento, suenan siempre. Algunas son un mantra que utilizo para convocar o ahuyentar a espíritus, como: "Marzo", "Adiós tormenta", "Como los gatos", "Diecisiete", "Páginas tuyas" o "Nieve en el tejado".
Luego ví su grabación para "Los conciertos de Radio 3" con una auténtica superbanda en la que figuran: Juan Marigorta en la guitarra y Alfredo González (mi admirado "escritor de servilletas") en los teclados y comprobé que Fabián iba más allá de un cantautor solitario con guitarra, que tenía madera y ganas de crecer como artista, que no tenía ninguna intención de rendirse, que no nos iba a abandonar, aunque siempre pareciera despedirse.

Así que cuando convocó a sus seguidores para ayudarle en su nuevo disco, ni lo dudé y diría que fuí uno de los primeros en aportar algo en Octubre o Noviembre.

Ahora me parece que llevo años esperando ese nuevo disco de Fabián y todavía no me ha llegado en formato físico (¡Por favor Fabián, si lees esto mándamelo pronto!), pero he oído todas su canciones un montón de veces y no me es suficiente que resuenen en auriculares, lo necesito en el estéreo, quiero tenerlo dedicado y verme en los créditos y me es imprescindible ir a verlo en directo, .

Así que, como era lógico, "Después del incendio" nos encontramos "En la tierra quemada" y, si aquí hubiera acabado el disco, Fabián podría haberse ido a descansar bien tranquilo y quedarse a gusto, pero, por suerte para nosotros, decidió no hacerlo y hay nueve canciones más.

"La luz distinta" es pop puro y duro, un exitazo como los que sonaban en la radio sin parar hace veinte o treinta años. Una canción definitoria, autobiográfica, un delicioso caramelo.

Pero si pensabas que el disco iba a continuar por esos derroteros, aparece "9". Un auténtico ejercicio de devoción, una "novena" repetitiva pidiendo un favor divino, nueve veces tendrás que repetirla. "Yo sólo buscaba un adiós puro. Yo sólo buscaba un temblor capaz de derrumbar la clase de infierno más frio y oscuro".

En "Todas las Aves del Sur" colabora Quique González. Sólo unas guitarras y voces para mostrarnos una típica canción de huida, entonada de rodillas, aquí el ruego se eleva alto y claro "Oh señor, no me dejes solo en la gran ciudad". Esta canción, como muchas de Fabián, está cantada en tono diminutivo, humilde y así alcanza la grandeza de las obras maestras construidas con paciencia durante siglos, como las catedrales. Imagino a su autor cantándola frente a la de León.

La voz de Zahara le acompaña en "Maravillas". Fabián la define como un chotis, yo la veo como un lamento de un(a) amante obsesionado(a) que de forma repetida y no deseada se tropieza a todas horas con el recuerdo de alguien a quien no puede (pero quisiera) olvidar. Un movimiento para piano y orquesta. ¿Cómo era el título? ¡Ah! Ahora me lo explico.

En "Ayer por fin soñé te secaba el pelo" vuelve la banda en pleno, para aderezar la lírica musical y poética. "Canciones que rompen los huesos. Aviones a punto de huir." Tiene razón que hay momentos inolvidables que encierran un grandioso cariño, como cuando te peinan (o te secan) el pelo de niño o alguien amorosa y juguetonamente te afeita, ya un poco más adulto.

"No tengas miedo" es La Canción o Mi Canción de este disco. En directo debería sonar en el momento culminante del concierto, el grupo suena de un compacto tremendo, la guitarra eléctrica de Marigorta estalla de pleno en los solos. La versión en directo (grabada en concierto acústico en León) con Fabián y Alfredo (guitarra y piano) es un desnudo lamento de despedida, una salida hacia la libertad tras dejar caer al suelo un pesado fardo de tristeza.



"Mr TOC" es la continuación lógica de la anterior: "Alguien me ha arreglado la pena para huir pronto". Otra de esas piezas minimalistas de este cantante, con unos teclados de fondo algo distorsionados y una guitarra americanísima en primer plano en el final.

"Nueva York" repite las constantes del disco: la huida, la despedida, y algo de nostálgica pero esperanzada melancolía. "No hay mañana si no te marchas de aquí". El crescendo constante de la canción es envolvente, aumenta la circulación sanguínea y prepara para el emocionado final de la acústica, lenta, dulce y de elegante título "La brisa leve". La frase final te deja con un extraordinario sabor de boca, un delicioso postre servido en el momento justo. Puro Dylan.

"Como un arroyo de agua clara y limpia en tu mirar. Así me siento".

Lo podéis oir completo aquí pero sería un detallazo que lo comprárais en cualquiera de sus formatos, que se lo contárais a vuestros amigos y amigas (porque este disco es para todos los públicos, géneros y tendencias religiosas, políticas o sexuales), incluso os haríais un gran favor si lo fuérais a ver en directo. Yo ya estoy apuntado el día 23 para hacerlo.